Estereotipos selectivos
- sangresudoryhierro
- 24 abr 2019
- 2 Min. de lectura
2019. Seguimos igual. Cuando la respuesta a qué deporte practicas es culturismo, bodbybuilding, powerlifting o cualquiera de las múltiples variantes que ofrecen los hierros, las respuestas por parte de la sociedad en la mayoría siguen siendo las mismas. Desde el desprecio a un deporte como otro cualquiera con el típico: “Ya pero, ¿practicas fútbol o algo así?”, hasta la aseveración más primitiva y carente de argumentos como el ya clásico: “Eso es de ciclados y/o de vigoréxicos”.
Estos estereotipos siguen acompañando a una buena parte de la sociedad al mismo tiempo en el que este deporte, con sus diversas disciplinas, sigue creciendo a un nivel imparable. Tanto a nivel profesional como a nivel de adeptos que empiezan ahora a dar sus primeros pasos. La concepción histórica que acompaña al culturismo desde sus inicios empaña u omite el sacrificio necesario para conseguir grandes resultados en este, bien sea a nivel competitivo o de desarrollo personal.
Y gran parte de esta concepción proviene del desconocimiento más absoluto de lo que implica conseguir un cuerpo determinado en culturismo o unas marcas determinadas en powerlifting. O incluso ambas al mismo tiempo. Se omiten las incalculables horas de entrenamiento de alta, altísima intensidad y depurada técnica. Las interminables horas de estiramientos y cuidado de la musculatura para conseguir estar en un punto de forma óptimo y sostenible en el tiempo. El sacrificio en la alimentación, y no porque esta no nos guste o nos parezca un sacrificio cumplirla. Si no por todos esos planes familiares o con amigos a los que hay que decir que no porque sabemos que tenemos un camino que seguir hacia una determinada meta. Sí, también el dinero invertido en preparadores, equipamiento, alimentación y también suplementación deportiva en caso de que sea necesaria. Los típicos altibajos emocionales en determinados puntos de la preparación, provocados por lesiones o también decepciones o desilusiones puntuales, como cualquier otro deportista. Pero sobretodo, la pasión. Pasión por un deporte que llena plenamente a quién se entrega a él. Porque para muchos no es un hobby, es su modo de entender la vida.
Y todo eso va mucho más allá de si uno es natural o no, si utiliza o no utiliza química. Lo descrito anteriormente es el denominador común del que siente los hierros como su vida, como su deporte. Como cualquier otro deporte. La diferencia es que la sociedad se pone un velo en los ojos en las disciplinas a las que son aficionados, y a los que no, y esta especialmente, las desprecian. Con desconocimiento, con medias verdades, con vulgarismos...con prejuicios.
¿Se utiliza química en el culturismo o en el powerlifting? Sí, es evidente. En determinadas competiciones es sabido que esto funciona así. ¿Se utilizan ayudas ergogénicas en otros deportes? También, pero la sociedad calla, bien porque no ve o porque no le dejan ver. Dejemos ya los estereotipos selectivos. Dejemos ya de poner etiquetas a lo que desconocemos. Dejemos de juzgar sólo por las apariencias.
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